La escuela Montedeva de Gijón se ha convertido en el primer colegio español en prohibir que los alumnos lleven “relojes espía” en clase. Tres alumnos de 5º de primaria (11 años) llevaban a clase juguetes nuevos y problemáticos: relojes capaces de hacer llamadas de emergencia, sacar fotos, grabar vídeo y que además permiten a los padres localizar e incluso espiar las conversaciones de sus hijos, gracias a una aplicación del móvil que sigue el GPS y controla el micrófono de forma remota.
En cuanto los profesores se percataron del asunto lo denunciaron a la dirección del colegio, la cual acabó vetando este tipo de dispositivos en el centro. Se trata del primer centro de España que censura los smartwatches infantiles, un aparato novedoso que no está regulado por el gobierno ni la Administración regional.
Desde la escuela han decidido prohibir estos smartwatches para proteger la privacidad y la intimidad de alumnos y profesores, ya que a través de una aplicación móvil los padres pueden controlar en todo momento de forma remota el reloj inteligente. Son atractivos para los padres porque les permiten saber en todo momento dónde están sus hijos, sobre todo los más pequeños que en muchos casos no tienen teléfono móvil. Desde el mapa de la aplicación, los adultos pueden delimitar un área de seguridad, de tal manera que, si el reloj sale de esa zona, reciben una notificación con su ubicación en tiempo real.
Otra de las funciones de estos relojes está relacionada con la tarjeta SIM incorporada. Esta permite que los menores puedan llamar a aquellos contactos que los padres hayan validado. De la misma manera, los padres también pueden realizar llamadas silenciosas para escuchar lo que ocurre alrededor del niño. Esta función es controvertida porque les permite escuchar lo que ocurre alrededor del niño. Por lo tanto, puede violar la intimidad del menor y de personas en su entorno, quienes no tendrán conocimiento de la llamada.
En Alemania, donde no se permite grabar conversaciones sin consentimiento, el gobierno prohibió la venta de estos dispositivos a finales de 2017 y pidió a las familias deshacerse de ellos. Según advirtió el regulador alemán de telecomunicaciones, estos aparatos podían realizar escuchas ilegales y espionaje en los colegios.