A partir de enero de 2020, Windows 7 dejará de recibir actualizaciones de soporte. Esto significa que algunos soportes, como el de seguridad, se quedarán obsoletos. 

El fin del soporte del sistema operativo que hoy en día todavía se mantiene en gran parte de los ordenadores de muchas organizaciones puede traer un problema añadido en lo que respecta a la protección de datos.

La intención de Microsoft es concienciar a todos sus clientes de que, a partir del próximo año, no hará absolutamente nada para solucionar cualquier problema de seguridad que se dé en el antiguo sistema.

El problema radica en que un sistema de ciberseguridad obsoleto entra en conflicto con el nuevo Reglamento General de Protección de Datos (RGPD). No actualizar el sistema operativo del ordenador del negocio al Windows 10 es una de las razones por las que un negocio podría acabar haciendo frente a las sanciones impuestas por la normativa, ya que mantener un sistema operativo que ya no recibe actualizaciones de seguridad puede ser motivo suficiente para incurrir en una negligencia.

Microsoft ofrece la posibilidad de seguir recibiendo mejoras de Windows 7, y dará las actualizaciones de seguridad necesarias. No obstante, los negocios tendrán que pagar por este soporte extendido, un coste que no todos los negocios estarán dispuestos a asumir.

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